Hay miles de recuerdos hermosos, hay miles de momentos felices, hay tantos sentimientos acumulados para ti madre mía, pero esta vez quiero decirte que te amo y darte las gracias por lo que fuiste y sigues siendo para mí.
Mi alma reboza de alegría y de contento recordando tus caricias, tus cuidados, tus palabras, tus sabias enseñanzas y los principios y valores que me diste desde niño.
Por todo lo que soy, GRACIAS, mil veces gracias madre, porque me enseñaste el valor de la lealtad, de la solidaridad, de la gratitud, de la verdad, del respeto, de la amistad, de la honestidad, de la honradez, etc., me entregaste todo tu amor y sabiduría para prepararme ante la vida, lo que no me dijiste madre, tal vez porque por tu bondad tampoco lo creías necesario, es que con el pasar del tiempo, se irían perdiendo en la sociedad esos valores y principios básicos para el desarrollo de una convivencia sana, solidaria, justa y feliz.